Something boring.

V, nacida y criada bajo el mismo techo durante dieciséis años estaba cansada de vivir bajo las reglas de sus padres, sus abuelos e incluso de la metiche señora del aseo como cualquier adolescente rebelde y con hambre de aventuras. V, criada por libros y películas donde el protagonista huía del nido que lo había visto nacer, siempre había sentido que en su destino estaba hacer lo mismo.


Un día cualquiera, y digo cualquiera porque en vacaciones nunca se sabe con exactitud qué día es, decidió que no quería continuar en un lugar donde no podía actuar como lo hacía frente a su espejo y con la puerta de su habitación cerrada con seguro. Tomó la mochila que no había tocado desde que terminó el ciclo escolar, sacó los cuadernos, su estuche y hasta el sandwich de jamón que su madre le había preparado ese día y que ahora estaba mohoso; se tomó un tiempo para inspeccionarlo con un lápiz e incluso lo olfateó. Metió a su mochila todo lo que le pareció esencial: su iPod, su libro favorito (On the Road), un poco de ropa, dinero, dulces, una libreta y un lápiz para poder escribir sus aventuras.


Pasaron unas horas antes de que por fin se llenara de valor para dejar su hogar. Salió de su habitación, no era la mitad de la noche así que fue a la sala a ver un poco de televisión mientras oscurecía. Se quedó dormida en el sillón y despertó pocos minutos después. Se levantó y salió por la puerta que daba al patio. Salió para irse por siempre. Salió para nunca regresar y caminó hasta llegar a su destino: su casa del árbol.